CREACIÓN, ESTRATEGIA Y
MANAGEMENT DE EMPRESAS Y ORGANIZACIONES DESDE PERSPECTIVAS DIFERENTES E INNOVADORAS

jueves, 8 de octubre de 2009

Norman Borlaug


En estos tiempos extraños en los que vivimos, pasan por alto noticias importantes como ha sido el fallecimiento de Norman Ernest Borlaug. (en la foto ). Nació en Cresco, Iowa, Estados Unidos, en 1914 y falleció el 12 de septiembre de 2009. Claro que en los telediarios españoles de cualquier cadena son consideradas otras noticias más relevantes (porque ésta ni se cita), por ejemplo, que “nosequien” da un concierto en Barcelona, o que hay un congreso de seguidores de Star Wars.
Borlaug fue el padre de la agricultura moderna y de la llamada revolución verde. Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1970, también se le concedió el Padma Vibhushan, el segundo mayor honor civil de La India.
Dedicó veinte años de su carrera para conseguir trigos más resistentes y productivos en Mexico. El trigo “normal” no resistía el viento y la lluvia porque es muy alto y sus tallos se doblaban fácilmente, y consiguió un híbrido entre ese trigo y especies locales enanas. El trigo resultante era más bajo y resistía mejor el viento y la lluvia.
Ese nuevo trigo enano permitió triplicar la producción de trigo en México que de hecho pasó de ser importador a ser exportador. Además desarrolló semillas hibridas, que impedían el desarrollo del moho que destrozaba las cosechas.
Las mismas y similares técnicas las aplicó en Pakistan y la India. En esos dos países entre 1965 y 1970 se duplicó la producción de trigo: la producción aumentó en once millones de toneladas. Después este trigo enano empezó a cultivarse en América Latina, Asia, África y en Oriente Medio. Todos estos territorios duplicaron la producción por hectárea de sus cultivos y resistieron las distintas plagas.
Gracias a sus avances, entre 1950 y 1992, la producción mundial de grano aumentó de 692 a 1.900 millones de toneladas, pero la superficie cultivada sólo lo hizo en menos de un 2 por ciento; es decir, que la productividad del terreno se incrementó un 150 por ciento. Esta fue la revolución verde, sin ella millones de personas habrían muerto de hambre, o bien habría sido necesario destruir numerosos bosques y reservas naturales para dedicar más tierra a la agricultura. La directora del Programa Mundial de Alimentos (PAM), Josette Sheeran indicó a través de un comunicado oficial que Borlaug "ha salvado más vidas que ningún otro hombre en la historia de la Humanidad".
¿Saben contra quién luchó Borlaug en su empeño de salvar miles de vidas? Contra las legiones de burócratas, los estados intervencionistas, y las trabas administrativas.

Borlaug alertó , con ironía, de que si los ecologistas radicales y los burócratas logran detener la biotecnología agrícola, podrían finalmente producirse las hambrunas que llevan vaticinando tantos años.
En España seguimos un camino parecido con la negativa al desarrollo de muchas opciones de futuro por una extensión silenciosa de lo “políticamente correcto”, la dejación en el estado, la burocracia y la complejidad administrativa. Ahora se reducen los presupuestos estatales para I+D+i, y tampoco se estimula a las empresas a esta obligación ; todo en pos de una sociedad cada vez más dependiente del estado, y con la falsa sensación de “progresismo” : no nucleares, y que las empresas tengan dependencia energética y energía más cara ; más ayudas a los parados, y que éstos sigan siendo parados y no trabajadores ( que es lo que quieren ser…); más subvenciones a los sindicatos – y liberados, y privilegis varios, y.., y .. -, aunque el nivel de sindicación ronda solamente el 15 % del total de trabajadores en activo… Si los "progres" logran detener las nuevas ideas quizá logren la hecatombe que llevan vaticinando tanto tiempo.

Borlaug retrata a sus enemigos… Pero lo mismo se podría decir de algún colectivo más ( como los burócratas y sindicalistas de despacho cuando determinan por su cuenta lo que les conviene a los ciudadanos en paro…), lo cito :
"algunos de los ecologistas de las naciones occidentales son la sal de la tierra, pero muchos son elitistas. Nunca han experimentado la sensación física del hambre. Actúan desde cómodas oficinas en Washington o Bruselas. Si vivieran sólo un mes entre la miseria de los países en desarrollo, como lo he hecho yo durante cincuenta años, gritarían pidiendo tractores y fertilizantes y canales de irrigación y se indignarían con los elitistas que desde sus casas intentaran negarles estas cosas."

Un ejemplo seguir.