¿ Y qué hacemos cuando tenemos que ocuparnos de clientes como los referidos en la anterior entrada...?. La respuesta es tan fácil como difícil. Nassim Nicholas Taleb lo refiere bien en su obra "¿ Existe la Suerte?".
Pongamos un poco de literatura... Swann, el personaje de "En Busca del Tiempo Perdido" de Marcel Proust ( en la foto), es un refinado comerciante que se siente cómodo con personas como el Príncipe de Gales, pero que actúa como si debiera demostrar algo, cuando se relaciona con esa clase media ignorante y zafia de nuevo cuño y fortunas recientes. A menudo y a pesar de nuestro esfuerzo, conocimientos , sensibilidad y suficiencia, debemos ganarnos obsesivamente el respeto de "paletos con ganancias excesivas y acento cateto" ( la frase no es mía, sino de Taleb). Es decir, hemos de lidiar con "empresarios" ( el entrec0millado sí es mio, de alguna manera hay que llamarlos) que en su posición de clientes a veces no muestran ni siquiera la educación necesaria. Menos muestran su respeto por los conocimientos o soluciones que aportamos...
En estos tiempos de penurias económicas quizá no debemos renunciar a esos ingresos, además debemos mostrar nuestra responsabilidad social como consultores ya que sus empleados, o los asociados de las asociaciones que presidan o dirijan (por decir algo, lo de "dirigir") tampoco son responsables de la patética postura de estos personajes. Mostremos nuestro lado sereno, y solamente pensemos que es nuestra contribución a la mejora del mundo. Al fin y al cabo, demos una oportunidad a Darwin ( el de la barba) y esperemos que sean una especie superada... Hay más círculos en los que mejorar, en los que intercambiar opiniones y conocimientos, y muchísimos clientes que te hacen sentir bien, simplemente por el hecho de cumplir tu papel y dejarte que ayudes en su mejora. Como Swann disfrutemos de esos círculos ilustrados, y leamos también a Proust, dejando los best sellers, códigos varios, literatura rosi-progre, pilares de las tierras varios, y demás telefilmes de siesta dominical escritos para otros seres... Es, a veces, triste comprobar que lo vulgar, intelectualmente y también en cuanto a calidad humana, es abundante... en los negocios, en las Universidades, en la vida...